Cuentos: Sahara Marina Borja; Fotografía: Jean Melesaine.
En Estados Unidos los inmigrantes con frecuencia trabajan en empleos exigentes en la industria de la comida, o como trabajadores de a diario, en la construcción y la agricultura. Muchos otros, en especial mujeres inmigrantes, trabajan como cuidadoras a largo plazo y empleadas domésticas. Mientras que el cuidado de ancianos es uno de los aspectos más ignorados en nuestra sociedad, un número enorme de mujeres inmigrantes mantiene esta industria a flote – pero el gobierno no les extiende la misma cortesía.
Mujeres Unidas y Activas (MUA), conocida organización del Área de la Bahía en el movimiento de trabajadores domésticos y recipiente de una beca Metta Fund, está intentando cambiar este desequilibrio. El esfuerzo de MUA y sus iniciativas creada y organizada por y para mujeres asociadas a Latinx está siendo apoyado por un grupo de programas que pugnan por un cambio en las leyes de inmigración, los derechos de hombres y mujeres trabajadores, persigue justicia social y económica para los miembros de Latinx tanto a nivel doméstico como mundial. MUA, simplemente traducido significa “mujeres unidas asociadas,” cree firmemente que las mujeres organizadas son más fuertes. Es a partir de un modelo demostrado de desarrollo en liderazgo como MUA propicia la metamorfosis de sus miembros asociados en agentes de cambio.
Juana Flores, Directora Ejecutiva de MUA, discutió con Metta Fund las razones por las cuales ellos trabajan en estos temas, qué hace que esta organización sobresalga sobre las demás y cómo el apoyo de Metta Fund ayuda más y más el trabajo que ellas hacen, impulsa el desarrollo de la organización y cómo los fondos recibidos de Metta Fund sirven cada vez más para que las mujeres inmigrantes obtengan logros en sus vidas y en la lucha por obtener justicia social y económica.
La señora Flores, quien ha sido miembro de MUA desde principios de 1990 y ascendió a su dirección a principios del 2000, es uno de tantos logros vivos que hablan de la fortaleza de los programas de MUA. Ella al llegar a San Francisco desde México estaba necesitada de apoyo en cómo lidiar con una relación desigual. Un conocido le mencionó asociarse a MUA. A partir de su primera visita ella pudo ver sus posibilidades de cambio.
La auto-realización lleva a fortalecer muchas otras facetas en la vida personal. La señora Flores cree firmemente que la fortaleza de MUA reside en cada uno de sus miembros y que su fuerza como colectivo puede ser aprovechada para bien en este mundo. Lo que distingue a este organización de otras similares no es lo que se lleva a cabo, sino cómo.
¨Lo bonito de esta organización y su misión no es que cada mujer llega a su primera reunión y eso es todo. Luego de cubrir las bases, incluidos sus derechos como trabajadoras y como inmigrantes en este país, vemos cómo se transforman,” dice la señora Flores. “Es bonito ver los cambios que operan después de nuestros talleres sobre la auto-estima, luego que ellas descubren de lo que pueden ser capaces y cómo ellas logran un estado de auto-realización. Esto no tiene precio y es algo cuyo valor no puede ser cuantificado.”
De acuerdo con lo expresado por MUA, ellos proveen “servicios directos dirigidos por sus miembros para establecer liderazgo en el desarrollo de oportunidades, para ayudar el alivio a traumas, descubrir acceso al sistema de servicios que ellos necesitan para su superación y para convertirse en líderes activos con miras a cambiar algunas políticas que les pueden impactar de manera negativa.”
El ochenta y dos por ciento de sus miembros se identifican como trabajadoras domésticas. Muchas de ellas tienen historias similares relacionadas con el haber huido de relaciones abusivas o un pasado opresivo y llegan al Área de la Bahía sin tener conocimiento de sus derechos como trabajadoras domésticas, inmigrantes o simplemente mujeres, bien sea dentro o fuera de sus hogares.
Una vez que nuestros miembros se gradúan en programas que tienen que ver con la construcción de relaciones, ser padres, los derechos de inmigrantes y trabajadores domésticos, se sienten inspirados y compelidos a contar sus historias personales con la esperanza de ser partícipes del cambio en sus comunidades y más allá de ellas.
Martina, miembro de MUA, dice que MUA ha contribuido a su ser personal y a su sentido de ser madre. “Yo sufría la violencia doméstica hace treinta años cuando llegué a este país. Aquí aprendí a resistir por mi propia cuenta. Mis hijos eran muy pequeños cuando ingresé por primera vez y ahora ya están crecidos. MUA me ayudó mucho, sobre todo con mi más pequeño… y eso me enseñó a ser paciente y a cómo apoyar mis hijos aún más, sin importar cómo el mundo los mira”, dice.
Para muchas mujeres Latinx, especialmente aquellas en relaciones personales o familiares abusivas, hablar de ello públicamente es sinónimo de riesgo. Esto último es un testamento del espacio seguro y protector que MUA ha creado para miles de sus miembros y asociados.
El trabajo realizado por MUA no es típico en cuanto que ello no puede ser medido en términos tradicionales. Sin embargo, centrar las historias personales de sus miembros, como” una fuerza que movilice los corazones del público y aquellos que toman decisiones,” es fundamental como fuente de poder en la organización.
Parte de sus programas incluye entrenamiento a quienes participan en el estudio intensivo con miras a desarrollar trabajo basado en técnicas de desarrollo de talento, lo que incluye cómo contar sus propias historias, algo que pudiera convencer a los políticos en la capital. Entre los varios “logros” legislativos recientes se hallan el Acta de Seguridad y Salud Pública de Trabajo Doméstico en California y La Ordenanza de Trabajo Remunerado en Ausencia de Trabajo Doméstico, ambos proyectos los cuales MUA está trabajando muy seriamente para verlos oficialmente implementados.
“Estos ‘logros’ a nivel estatal y luego de ver varios logros en políticas de trabajo, significan que hemos logrado transformar lo personal en un hecho político,” dice la señora Flores, “Queremos ver estos logros implementados públicamente. Y cuando las mujeres vean los cambios a nivel estatal se van a sentir esperanzadas y felices del impacto logrado. Es muy esperanzador ver a los niños marchando al lado de sus madres en busca del cambio.”
Apoyar la unidad generacional e inspirar futuras generaciones son proyectos integrales al éxito y representativo de MUA y varias otras culturas Latinx, algunas de las cuales viven bajo un mismo techo.
El Cuidado Personal, muchas veces no pago entre miembros de la misma familia, es uno de los recursos de más fácil acceso de trabajo remunerado para mujeres inmigrantes. De hecho, hay líderes políticos que hace mucho tiempo han notado que el futuro de la industria del cuidado personal es, a largo plazo una industria dependiente en el trabajo de inmigrantes.
No obstante, mientras la población de adultos que llegan a los 65 años de edad crece a 10.000 cada día en Estados Unidos, la industria del cuidado de ellos no crece para suplir este requerimiento y los Estados Unidos han sido laxos en su esfuerzo de crear una estrategia para suplir la inevitable exigencia de servicio. Pese a que la fuerza directa de trabajo alcanza 4.5 millones de trabajadores, el servicio de prestación de servicio y cuidado de los ancianos continúa siendo una de las más explotadas y de más baja remuneración.
De acuerdo a una encuesta sobre el trabajo doméstico en el año 2020, en San Francisco, de aproximadamente 10.000 de estos trabajadores, “cerca de la mitad” trabajan como asistentes internos de cuidado, 88.4% son mujeres y el 68.8% son residentes en San Francisco. La edad promedio de trabajadores domésticos en San Francisco es 50 años y uno de cada cuatro son mayores de 60 años.
Las mujeres que trabajan como proveedoras de cuidado también habrán de, inevitablemente, aumentar el número de personas de esa edad.
Pero, ¿quién habrá de cuidar a nuestros cuidadores?
La señora Flores reconoce que si se es un poco viejo, cuidar a otra persona de edad se hace más complicado. “Es un trabajo duro,” dice. “Una mujer de entre 50 y 60 años, creemos que ella debería tener quien la cuidara en vez de estar trabajando cuidando a otros,” particularmente si no se tiene ninguna garantía de seguridad social cuando cumpla los 65 años.
“Esta es la razón por la que luchamos por los derechos de las mujeres de todas las edades. Luego de trabajar como cuidadoras durante tantos años, las mujeres merecen acceso a la seguridad social,” servicio médico, acceso a comida saludable, “De esta manera ellas pueden permanecer bien de salud y apoyadas en sus últimos años. No queremos que estas mujeres sufran de escasez luego de una vida cuidando a otros.”
Sin embargo y de acuerdo al índice estadístico de 2020, el ingreso medio anual de trabajadores domésticos en San Francisco de tan sólo $19.000 – más bajo que casi todas las otras ocupaciones de bajos ingresos y mucho menos que el salario mínimo: La visión de MUA propugna para que dar cuidado a otros, “Se convierta en una fuente de empleo valorada y respetada. Que ofrezca un salario de vida y estabilidad a mujeres inmigrantes, así que éstas puedan cotizar vivienda adecuada, tengan seguro de salud y puedan disfrutar tiempo para ellas y sus familiares,” de todas las edades.
A medida que MUA evoluciona, también lo hacen sus miembros. ¿Que desea la señora Flores al cabo de veinte años?
Quizás lo que ella desea para sí misma y los asociados de MUA.
“Estamos creciendo rápidamente y debido a ello nuestra visión debe de crecer,” dice. “Queremos profundizar en el trabajo que estamos haciendo y ver que nuestro modelo sirva a muchas otras mujeres en este país. Quisiera ver otros grupos organizados por mujeres e inmigrantes, convertidos en organizaciones generando cambios, no como recipientes de arriba hacia abajo, pero verlos surgir de abajo hacia arriba, propiciando cambios y actuando como aliados en estos esfuerzos.”
“Somos los protagonistas,” dice ella, acerca de su visión para el futuro de MUA y el futuro de trabajadores domésticos y las mujeres inmigrantes.