Este articulo de la publicacion 48 Hills es sobre algunos aspectos de la colaboracion de largo plazo que tiene MUA con NAKA Dance Theater.
Un gran artista es un gran narrador, que puede utilizar su arte para revelar una verdad que quizás no era evidente, o darle una nueva forma para que el espectador experimente una nueva sensación o una comprensión más profunda de una historia. Gracias a este arte de narrar se produce un cambio en nuestro interior y nos transformamos.
En su trabajo, los codirectores de NAKA Dance Theater, José Ome Mazatl y Debby Kajiyama, se centran en la narrativa y su poder transformador para elevar a individuos y comunidades. Ambos conocidos en la escena de la danza en ell Área de la Bahía, son una duradera asociación creativa compuesta por opuestos. Debby y José comenzaron a bailar juntos en 1999 y a lo largo de los años, han explorado varios temas y estilos de actuación, incluyendo un estilo innovador de trabajo desafiando las normas de género del tango. Cada uno de diferentes orígenes, debido a que Debby nació en Stockton y José en la Ciudad de México, su vínculo creativo parece inquebrantable.
De acuerdo a las palabras de José
“Tenemos el mismo signo, Virgo, pero yo amo el caos y Debby ama el orden. Somos opuestos y eso crea un complemento”.
Por lo que nos complace informarles que NAKA presentara “Y Basta Ya! , el cual sera presentado con un enfoque narrativo , The Performance of the Performance” (Jueves 26 a Domingo 29, EastSide Arts Alliance, Oakland), y tratara sobre una reflexión sobre su colaboración de siete años con Mujeres Unidas y Activas (MUA) y los proyectos de actuación multidisciplinarios y multilingües que han creado, destacando las historias de mujeres indígenas, latinas inmigrantes y su exploración íntima y personal de cuestiones de raza, violencia de género, invisibilidad y poder individual y colectivo.
“Nuestra intención es cultivar un espacio donde los miembros de la comunidad se adueñen de la representación poética de sus propias historias”, explica Debby.
El proceso creativo ocurre en lo que llaman “Círculos de Aprendizaje Colaborativo”, grupos de mujeres que se reúnen regularmente para investigar y resolver problemas que afectan a su propia comunidad. A partir de ahí, comparten lo que han aprendido con su comunidad en general y continúan el proceso de aprendizaje y resolución de problemas. En lugar de presentar actuaciones en lugares de teatro tradicionales, NAKA activa espacios que pertenecen a la comunidad en cuestión: centros culturales, esquinas de calles, panaderías o parques del vecindario.
Antes de la pandemia, NAKA iba a trabajar con MUA, una organización de base de mujeres latinas inmigrantes con una doble misión de promover la transformación personal y construir el poder de la comunidad para la justicia social y económica.
“Para este proyecto, MUA nos pidió que lideráramos talleres de movimiento y sanación con mujeres en su grupo de apoyo de violencia doméstica y abuso sexual. Queríamos crear un entorno en el que pudieran expresar sus emociones y conectarse con otras personas. Juntas, decidimos escribirlo y ver cómo se siente imaginar esas historias de manera poética y visual”, dice José.
Pero, por supuesto, la pandemia impuso cambios. José explica:
“Estábamos planeando hacer un gran espectáculo en Oakland con todos los participantes de MUA, pero no pudimos hacerlo. Así que cambiamos nuestro enfoque del espectáculo a un programa de mentoría. Queríamos tener un grupo pequeño durante un año para que pudieran fortalecerse mucho. La gente solicitó, y ahí es donde realmente conocimos a Leticia García, que había participado en un proyecto anterior con NAKA y conocía el valor del trabajo”.
Es a través de los Círculos de Aprendizaje, como Leticia pudo contar su historia de abuso sexual por un miembro de su familia cuando tenía 30 años. “Ni siquiera podía esperar eso”, dice. “Pensé que soy una guerrera y nada me pasaría. La experiencia me bloqueó durante muchos años. Solo dos personas en mi familia lo sabían”. Leticia dice que una vez que se unió al proceso con NAKA y comenzó a contar su historia, se dio cuenta de que otras mujeres habían tenido experiencias similares. “Pude hablar de ello y llorar por ello. Fui libre”, dice. “Es más fácil sanar cuando puedes hablar y tal vez sanar a otra persona”.
Mujeres Unidas y Activas emplea consejeros y para profesionales para apoyar a las mujeres durante el proceso con NAKA. “No somos terapeutas, somos artistas”, explica Debby. Sin embargo, el compromiso de mantener los círculos de apoyo para las mujeres es firme y cualquier tipo de aportación pública es secundaria. “Cuando decimos que el proceso es lo más importante, realmente lo es. Todos aportamos nuestras fortalezas y aprendemos unos de otros”, dice.
Leticia agrega: “Aprendimos que no tenemos límites, que podemos seguir creciendo y desarrollándose. Se volvió mucho más fácil. Se sintió natural. En el proceso, los momentos de tomar riesgos, realmente no se sentían como presión. Fue muy gradual y luego miras hacia atrás y te das cuenta de que has crecido”.
José agrega: “Me gusta mucho esta idea de la estética de investigación que nos permite ser sensibles al dolor de los demás, pero también nos permite evocar la belleza de nuestra condición humana, y nos permite tener evidencia de nuestra lucha. Es de múltiples capas y complejo, lo que es hermoso y puede sensibilizarnos para sentir la belleza y el dolor del otro”.
A partir de 2014, con su trabajo con jóvenes del Este de Oakland sobre el terror de la policial estatal en sus comunidades, NAKA ha aprendido que trabajar durante varios años con una comunidad es importante para desarrollar conexiones profundas que pueden llevar a la belleza. “Hay un momento en el que estamos tan comprometidos que el trabajo se vuelve trascendental”, dice José. “Creemos que hay un gran valor en reflexionar sobre lo que hemos hecho. Nuestra sociedad no suele permitir la reflexión. Volver atrás y ver los momentos hermosos y difíciles crea una tremenda base desde la cual navegar”.
El mega evento que es “Y Basta Ya, The Performance of the Performance